sábado, 28 de noviembre de 2015

Tuve suerte...

Annelie


Cuántas manos hacen falta para aguantar el peso
tu dirás que prefieres alas que todo el resto
pero inquieta mueves tus pies saltando por esas vallas
porque viste que el cielo no te podía salvar

de los tropiezos, del "caerás", de las decepciones
y de las rayas que marcas en estas paredes de papel
que se desvanecen cada vez que intentas resolver
tus enigmas, tus manías, tus sonrisas torcidas
por intentarlo todo y ver que caer a veces es la única solución

y estalla el balcón de los sueños imperfectos
en el que asumes el control de los defectos y gritas los silencios
que más duelen, que más hieren, y que te libran de ti misma
y te sacrificas con ese puñal de tinta que se vuelve espesa
sangre caliente en folios expectantes por ver

que al final, es lo mismo de siempre
escribirse y verse
coserse, arderse
caerse, recomponerse
meter los dedos en la herida
escribir todas esas palabras que nunca leerás
soñar para olvidar, olvidar para recordar
vivir deprisa, alejarse despacio
encontrarse andando y no perderse volando

¿porque viste? las alas nunca hicieron falta
tuve suerte con estos talones agrietados
que sellaron todos los pasos por caminos
lejanos, dolidos, cercanos y alegres
tuve suerte. tuve suerte de poder volar
con estos pies dibujados de heridas y alegrías
tropezados y entusiasmados por querer andar.


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