Un día pensé que sería tan sobrecogedor abrazar esta tristeza que llega para sanar.. integrarla para liberar en la oscuridad esas partes que necesitan de nuestra luz.. y entonces, danzar salvajemente para abrir el canal que nos acercará otra vez a nosotros mismos.. donde podernos mostrar receptivos a la energía que invade nuestros ciclos.. donde la claridad aparece sin pensar.. sólo con el fluir de nuestro equilibrio con los sentidos..
Y entonces, bailé, como si no
hubiera más motivo, nada más importante que hacer, que dar camino al latido
que, en ese preciso y precioso momento me empujaba a remover mis adentros..
Bailé entregándome al todo, me dejé llevar al vacío.. moviéndome por el flujo
sagrado en el que me abrí y todo tuvo sentido.. en un danza de entrega y
redención.. de abrazar el exterior con el interior.. tocar con las manos del
alma lo que soy en perfecta fusión.. Todo se fundió, todo se integró, todo
conectó en ese baile de unión y liberación..
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