Lágrimas de odio. Lágrimas
sangrientas. Recorren mis órganos, arañan mi alma, dan vida a la tormenta de
sentirme muerta, pero con tanta fuerza.. por sentir este dolor golpeando esta
cueva que con el tiempo perdió el calor de la inocencia, se enfrió con los años
cuando perdió la ingenuidad de vivir en una vida inventada (...) que se esfumó
cuando se encontró con este dolor sepultado detrás de una frágil sonrisa que
confiaba en la vida, pero que en una mueca delataba esa mentira que gritaba la
verdad: Esta vida no es vida, la podrás intentar maquillar construyendo
felicidad para tí y los demás, pero la calma nunca llegará en su totalidad,
podrás creer en la verdad pero derramarás lágrimas:
Lágrimas de odio. Lágrimas
sangrientas. Por ver que la verdad no sirve a todos a fin de cuentas "¿qué
quieres de la vida?" tantas veces me pregunté, que me inventé un mundo en
el que poder creer, que incluso quizás en parte podré crear pero nunca podré
olvidar que él está creciendo sobre flores muertas, de cadáveres que viven y
comparten este dolor que me atormenta, por no creer en la vida que se crea
aunque puedan escuchar la que nos llega.. y es que seguiremos escuchando la
melodía de la magia de la vida, pero los demonios cantarán que esto no nos
sirve ahora y aquí en este lugar, y este será el precio que pagar en una
aparente libertad donde cada noche me acostaré con una sonrisa por lo que
luchar y una lágrima por el dolor que siempre me causará..
Y es que caen goteras que cada
vez hieren más, una tortura en vida donde es difícil aguantar, y a la vez donde
escuchar: "El equilibrio debe reinar para encontrar la paz y poderte
elevar" Pero a la hora de la verdad creo que esto no está hecho para este
mundo terrenal, por eso mi manía de perderme por otra realidad, porque no estoy
hecha para esta vida, de verdad, y aunque quiera traer la magia en este lugar,
hay días que ya no quiero más, hay días que no hay sitio para esto, y pongo en
riesgo mi fe, porque ¿qué sentido tiene estar viva en un mundo muerto?
Y ganas me dan de apuñalar esta
calma que tanto persigo, de atravesar este dolor con una lanza, ¡hoy quiero
castigo! y que este odio penetre con tanta fuerza que me desgarre y derrame
toda mi sangre por sentir en cada latido de cada vida en la que existo y que me
vuelva a recordar que de este mundo nunca formé parte.
Hoy soy un cadáver y la violencia
escribe mi esquela, por vivir en una vida muerta, vacía, sin piernas, donde
apenas se cuela la luz del día por esta rendija donde la positividad y la magia
a veces germina, pero en la que hoy sólo son cenizas, por vivir en una
contradicción constante de lo que llamamos vida, y que yo hoy, la nombro
muerte.
Hoy llueve.
Lágrimas de odio.
Lágrimas sangrientas.