martes, 11 de febrero de 2014

Expectativas y reflejos


"Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas."

H. Stein


Nunca pensé que aquella frase aconsejada por mi amiga Anna fuera algo tan clave para sentirme mejor conmigo misma y con mi vida: “aprende a no hacerte expectativas de las cosas que aparecen en tu vida”. Y así es y así intenté que fuera. Y dio resultado. También lo potenció el hecho de irme una temporada a un lugar desconocido para mí, ya que en esos momentos  aprendes a relacionarte y adaptarte con el entorno sin juzgar lo que aparece, vives, afrontas y punto.

Uno no recibe siempre lo que imagina en su mente o corazón. Además, si existen diversas opciones y posibilidades, puedes intentar atraer la que más deseas en tu vida (ya que atraes lo que está en sintonía contigo) aunque no siempre es la que esperas, pero eso no quiere decir que no sea la indicada. ¿Entonces, cuál es el verdadero problema? en cuanto se nos presenta una opción que no nos gusta porque no es la que esperábamos, dejamos de ver lo positivo que existe en ella y en preguntarnos el por qué nos ha llegado así y qué es lo que debemos aprender. Lamentablemente, dejamos pasar grandes oportunidades por nuestra rigidez al ver las cosas y por no querer observar lo que se abre ante ellas. A la vez, las expectativas también incluyen la frustración con los demás cuando no conseguimos algo, pero ese algo lo hemos provocado nosotros con nuestro pensamiento, así pues, sólo nos podemos sentir heridos por nosotros mismos. También, pienso que muchas de las situaciones que aparecen en nuestras vidas son un reflejo de lo que somos en el momento, o de lo que esperamos ser, inconscientemente. Es algo tan básico como ser una persona pesimista y atraer desgracias constantes, estar mal emocionalmente y caer enfermo, o bien, sonreír y atraer más sonrisas. Otro ejemplo, es cuando nos molesta algo de alguien. Lo que no sabemos, es que al molestarnos directamente nos vemos reflejados nosotros mismos. Lo que nos molesta es lo que aún no está resuelto en nuestro interior. Como dijo Herman Hesse, “cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo. Lo que no forma parte de nosotros no nos molesta”. Y así es, ¿nunca habéis visto una persona reprimida quejándose sin parar de la gente que intenta ser más libre? ¿Si se sintiera libre y en paz consigo misma lo haría?

Así pues, las expectativas y nuestros reflejos juegan un papel decisivo en nuestra vida. Las expectativas no nos permiten adecuarnos a nuestra verdadera posición con la vida. ¿Cómo decidimos como posicionarnos? ¿Qué reflejamos al exterior? Hay que prestar atención a lo que llega y no juzgar, simplemente ver qué es lo que quiere la situación de ti y tu de ella; igual que debemos observar qué es lo que se refleja en nuestra vida, para poder ver lo que somos en nuestro interior y lo que no está resuelto en nosotros. Entonces, casi todo en nuestra vida lo atraemos nosotros mismos, y lo importante es ser consciente de ello y no atribuir nuestros problemas constantemente a los demás, si no como un producto de lo que nosotros hemos invocado aún sin saberlo. Con ello, es con lo que aprendemos para poder ser mejores personas y acercarnos más a la armonía con nosotros mismos y nuestra vida.

Gracias Anna por abrir esa ventana.