"Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades
pequeñas."
H. Stein
Nunca pensé que aquella frase aconsejada por mi amiga Anna fuera algo tan clave
para sentirme mejor conmigo misma y con mi vida: “aprende a no hacerte
expectativas de las cosas que aparecen en tu vida”. Y así es y así intenté que
fuera. Y dio resultado. También lo potenció el hecho de irme una temporada a un
lugar desconocido para mí, ya que en esos momentos aprendes a relacionarte y adaptarte con el
entorno sin juzgar lo que aparece, vives, afrontas y punto.
Uno no recibe siempre lo que imagina en su mente o corazón. Además, si
existen diversas opciones y posibilidades, puedes intentar atraer la que más
deseas en tu vida (ya que atraes lo que está en sintonía contigo) aunque no
siempre es la que esperas, pero eso no quiere decir que no sea la indicada.
¿Entonces, cuál es el verdadero problema? en cuanto se nos presenta una opción
que no nos gusta porque no es la que esperábamos, dejamos de ver lo positivo
que existe en ella y en preguntarnos el por qué nos ha llegado así y qué es lo
que debemos aprender. Lamentablemente, dejamos pasar grandes oportunidades por
nuestra rigidez al ver las cosas y por no querer observar lo que se abre ante
ellas. A la vez, las expectativas también incluyen la frustración con los
demás cuando no conseguimos algo, pero ese algo lo hemos provocado nosotros con
nuestro pensamiento, así pues, sólo nos podemos sentir heridos por nosotros
mismos. También, pienso que muchas de las situaciones que aparecen en nuestras vidas son un reflejo de lo que somos en el momento, o de lo que esperamos ser,
inconscientemente. Es algo tan básico como ser una persona pesimista y atraer
desgracias constantes, estar mal emocionalmente y caer enfermo, o bien, sonreír
y atraer más sonrisas. Otro ejemplo, es cuando nos molesta algo de alguien. Lo
que no sabemos, es que al molestarnos directamente nos vemos reflejados
nosotros mismos. Lo que nos molesta es lo que aún no está resuelto en nuestro
interior. Como dijo Herman Hesse, “cuando odias a una persona, odias algo de
ella que forma parte de ti mismo. Lo que no forma parte de nosotros no nos
molesta”. Y así es, ¿nunca habéis visto una persona reprimida quejándose sin
parar de la gente que intenta ser más libre? ¿Si se sintiera libre y en paz
consigo misma lo haría?
Así pues, las expectativas y nuestros reflejos juegan un papel decisivo en
nuestra vida. Las expectativas no nos permiten adecuarnos a nuestra verdadera posición con la vida. ¿Cómo decidimos como posicionarnos? ¿Qué reflejamos al exterior? Hay que prestar atención a lo
que llega y no juzgar, simplemente ver qué es lo que quiere la situación de ti
y tu de ella; igual que debemos observar qué es lo que se refleja en nuestra
vida, para poder ver lo que somos en nuestro interior y lo que no está resuelto
en nosotros. Entonces, casi todo en nuestra vida lo atraemos nosotros mismos, y
lo importante es ser consciente de ello y no atribuir nuestros problemas
constantemente a los demás, si no como un producto de lo que nosotros hemos
invocado aún sin saberlo. Con ello, es con lo que aprendemos para poder ser
mejores personas y acercarnos más a la armonía con nosotros mismos y nuestra
vida.
Gracias Anna por abrir esa ventana.