sábado, 28 de noviembre de 2015

Qué bueno es vivir

Mara


Y qué bueno es sentirse..
con tanta posibilidad
con tanto poder por sentir
porque qué bueno es sentirse..
con tanta vida
por tanto para vivir

porque nunca sabré
todo lo que queda
pero qué bueno es sentirse..
en lo que quepa de esta inmensidad

qué bueno es sentirse..
abrirse, extinguirse
reconstruirse..

saberse aprendido
saberse pasado
saberse vivido

encontrarse renovado
encontrarse amando
con lo que se va viviendo

porque qué bueno es sentirse..
poder despedirse, seguir siendo
irse y volver a verse

porque qué bueno es ser
ir siendo, ir viviendo,
sumando, restando
llegando, encontrando
desparramando
todo lo que nunca fuimos

qué bueno
seguir siendo
qué bueno
irse lejos
para comprender
que,
qué bueno es vivir.


Tuve suerte...

Annelie


Cuántas manos hacen falta para aguantar el peso
tu dirás que prefieres alas que todo el resto
pero inquieta mueves tus pies saltando por esas vallas
porque viste que el cielo no te podía salvar

de los tropiezos, del "caerás", de las decepciones
y de las rayas que marcas en estas paredes de papel
que se desvanecen cada vez que intentas resolver
tus enigmas, tus manías, tus sonrisas torcidas
por intentarlo todo y ver que caer a veces es la única solución

y estalla el balcón de los sueños imperfectos
en el que asumes el control de los defectos y gritas los silencios
que más duelen, que más hieren, y que te libran de ti misma
y te sacrificas con ese puñal de tinta que se vuelve espesa
sangre caliente en folios expectantes por ver

que al final, es lo mismo de siempre
escribirse y verse
coserse, arderse
caerse, recomponerse
meter los dedos en la herida
escribir todas esas palabras que nunca leerás
soñar para olvidar, olvidar para recordar
vivir deprisa, alejarse despacio
encontrarse andando y no perderse volando

¿porque viste? las alas nunca hicieron falta
tuve suerte con estos talones agrietados
que sellaron todos los pasos por caminos
lejanos, dolidos, cercanos y alegres
tuve suerte. tuve suerte de poder volar
con estos pies dibujados de heridas y alegrías
tropezados y entusiasmados por querer andar.


jueves, 12 de noviembre de 2015

333 días



Sí. Casi siempre escribo sobre el dolor, la tristeza, la nostalgia, sobre perdidas, dudas existenciales, sobre el vacío y la nada.. Un aire dramático, en sofás vacíos, nieblas por la ventana.. Pero así soy yo, toda esta colección de tonos grises, de gamas de matices ocres y sutiles.. Todo ello me inspira, o quizás es que me paso 333 veces al año, triste, desnuda, taciturna, con esta cara de la luna.. Porque los 32 días restantes acumulan unos balances contradictorios que osan alterarme y que con ellos me voy a otra parte que en estos folios en blanco, que sólo me recuerdan el vacío, de estar en un sitio lleno pero que transgredo pues mi corazón siempre está inquieto porque aunque tenga motivos de sobra por sonreír a veces no quiero, pues la otra cara de mi alma me lanza a los desechos, donde ver lo bonita que es la fealdad, el odio de la realidad, el dolor que destiñe almas difíciles de encontrar la paz, de equilibrar la dualidad, pues sólo me acostumbro a la oscuridad de la cara A.. La cara B me resulta aún más difícil de entrever, pues la luz me resulta más acomodante, más ingenua y a la vez arrogante, incluso falsa, porque cuando crees ver luz piensas que nada te hace falta.. Y aún hay trozos de sol que queman, que te traicionan, que te invocan a una falsa felicidad que al final acaba por estorbar, pues no es fácil de alcanzar un camino de faros y soles, pues siempre habrá algo que te incomode, ¡y menos mal! Pues que aburrido sería, pues ya nunca más escribiría sobre el dolor, la tristeza, la nostalgia, sobre perdidas, dudas existenciales, sobre el vacío y la nada..